Por: Carlos Pachito Alvarado Erlen
Desde Enero del 2020, cuando la enfermedad del Coronavirus, reconocido como covid-19, hizo su entrada en el mundo, poniendo a todas las instancias en el mayor desafío de los últimos 100 años, muchas evidencias y preguntas debemos seguir planteándonos.
El clímax de la percepción humana sobre los riesgos de cualquier evento sanitario, económico o natural que empiezan a golpear al hombre en este siglo XXI, es aguda incertidumbre y carece de respuestas lógicas que se adapten a la verdadera dimensión de lo que significa para la humanidad, el vernos confrontados a riesgos sin respuestas.
El covid-19 ha matado, hasta hoy, 2,7 millones de personas y a infectado a mas de 100 millones en el mundo; las manifestaciones económicas son devastadoras para la economía global, pero afecta mucho más al segmento de la economía que carece de globalidad para definir sus derechos a ser parte del mundo. Quiero decir que esta pandemia, ha roto toda expectativa de esperanza en más de 4000 millones de seres humanos que compartimos el hábitat como parte de los pueblos sin desarrollo; en 1000 millones de seres humanos que comparten la pobreza como forma de existir, en 300 millones de niños que trabajan en el mundo, esclavizados por el hambre.
La pandemia ha revelado también el oscuro rostro del orden actual, del sistema económico global y de los intereses que determinan el ciego desarrollo de la economía de los beneficios privados. Desde el reconocimiento de la enfermedad por la OMS, como pandemia mundial en Marzo de 2020, los gobiernos del mundo, en especial los países occidentales desarrollados, actúan sin ninguna convicción humana y política; carentes de una reflexión aguda que incite a los líderes a sentarse y ponerse de acuerdo para elaborar una hoja de ruta para el hombre.
No existe un programa global de cooperación para garantizar la alimentación de los más débiles del mundo; no hay una perspectiva común para crear un nuevo organigrama laboral mundial, que permita restructurar el mercado laboral en el mundo y recuperar los empleos, especialmente en el sector agrícola y servicios manuales; la tecnología sigue siendo un instrumento de dominación global, cuando hoy amerita un compartimiento generosos para impulsar el desarrollo de los mas débiles.
El déficit profundo de humanidad, visita el estamento de los líderes mundiales, cegando la mente y poniendo el alma prisionera en laberintos insondables; la falta de un acuerdo global que conduzca a compartir conocimientos, elaborar planes globales de desarrollo humano, económico y una nueva concepción de la gobernanza mundial, no se han adaptado al actual sufrimiento humano.
Los índices de mayor fatalidad para el hombre, aún deben llegar con la alevosía de la devastación inadvertida; mientras eso ocurre, un informe del “Swiss Bank UBS, encontró que las personas más ricas del mundo se enriquecieron $ 3.9 billones más entre marzo y diciembre de 2020. Los 10 multimillonarios más ricos ganaron $ 540 mil millones durante este tiempo.”
La ambición carece de límites y de escrúpulos, en medio del sufrimiento del mundo; los que determinan el rumbo de la humanidad, tienen otra humanidad que semeja la irracional concepción de la demencia.
26 Marzo-2021 crpa777@gmail.com