
La cantante colombiana recordó a uno de sus discos más populares a través de varias cápsulas con anécdotas sobre la grabación de las canciones.
A 25 años de Pies descalzos, Shakira se impuso como una de las latinas que triunfaron en la música
Una noche de octubre de 1995 una joven y menuda Shakira subió al escenario del Teatro Nacional La Castellana en Bogotá y se quitó las botas negras que llevaba. Cantó descalza en un acto que, quienes estuvieron esa noche, aún recuerdan la sorpresa en una ciudad que cuida siempre las formas. 25 años después, la colombiana goza de una gran popularidad y de una feliz vida marital junto al futbolista Gerard Piqué y sus dos hijos, Milan y Sasha.
Shakira en aquel día realizó uno de los pasos más importantes de su carrera musical, pues la colombiana lanzó su tercer disco, Pies descalzos, que de inmediato la hizo destacar en el panorama de la música pop a nivel Latinoamérica, a diferencia de las discretas recepciones de sus dos primeros materiales: Magia (1991) y Peligro (1993). «Antología», «Estoy aquí», «Pienso en ti«, «Pies descalzos, sueños blancos» y «Se quiere, se mata» fueron temas de este material (conformado por 11 pistas) que se volvieron clásicos. Y a la fecha siguen siendo interpretados magistralmente por la cantante.
Esa noche fue como si ella, al quitarse los zapatos; con su nuevo look, con unos músicos maravillosos, se despojara de la imagen de la Shakira anterior y el país empezara a verla diferente, a valorar el enorme esfuerzo que habían hecho ella y su mamá durante años, se disparó rápidamente en la escena internacional y en menos de 20 meses había vendido tres millones de copias. Shakira regresaba a Bogotá ya no como la cantante ignorada sino como la que cargaba a sus hombros un éxito de 21 discos de oro, 54 de platino y dos premios a la música latina de Billboard como mejor disco pop y mejor álbum de un nuevo artista.
Desde entonces han pasado 25 años y la cantante se mantiene como una de las estrellas latinas más importantes pese a que su doble maternidad la mantuvo apartada durante una larga temporada de las giras maratonianas que sustentan el éxito de los músicos. Tras un largo noviazgo con Antonio de la Rúa, hijo del expresidente argentino Antonio de la Rúa, otro acontecimiento profesional fue el encargado de dar una vuelta de tuerca a su vida. En 2010, cuando llevaba 10 años de relación con De la Rúa, Shakira participó en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica donde convirtió en himno su tema Waka Waka. Allí conoció al futbolista Gerard Piqué, que formaba parte del equipo de la Selección Española que finalmente ganó el mundial, y el amor volvió a cruzarse en su camino para cambiarlo.
En 2017 encontró el punto de equilibrio necesario para volver con nuevo disco y nueva gira mundial, El Dorado, y cuando todo estaba a punto un problema en sus cuerdas vocales la obligó a pararlo todo y regresaron los miedos. Por suerte, tras unos meses varada, dejando reposar su voz, la cantante retomó su proyecto y recorrió con El Dorado World Tour Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Y remató su éxito con una apoteósica actuación en el intermedio de la Super Bowl en febrero de 2020 que marcó otro hito en su carrera. Junto a Jennifer Lopez les bastaron 14 minutos de actuación para utilizar el empoderamiento femenino y el poder de la música como arma de diversidad.
Después llegó el confinamiento y la cantante lo dedicó a su familia y a la filosofía, disciplina en la que realizó un curso de cuatro semanas centrado en Platón en la Universidad de Pensilvania. La música y los negocios van bien y su vida en Barcelona parece estable pese a los rumores de ida y vuelta sobre crisis en su pareja. Ella misma lo ha dicho: “No somos una pareja convencional”. Shakira tampoco lo es.